Nació en una pequeña población del municipio de Huautla de Jiménez, en la sierra de Oaxaca. Huautla “tierra de frijol y milpas” está habitada por la cultura mazateca que aún mantiene vivo un ritual religioso basado en la ingesta de hongos alucinógenos.
Según la costumbre de su cultura, María Sabina fue entregada a los 14 años, sin boda ni noviazgo, a Serapio Martínez. Con él tuvo sus primeros tres hijos. Quedó viuda a los 20 años y comenzó a practicar su oficio de chamana.
Durante las veladas nocturnas ingería los hongos que le permitían conectarse con sus dioses, que aseguraba, le ayudaban a averiguar, entre rezos y visiones, cuál era la dolencia de su paciente.
